Cortázar

Acompañas a un cronopio a comprar hilos a la tienda La Mondiale, bailas tregua y catala junto a los famas, ayudas a levantarse a una esperanza caída al pie de un cocotero... Mientras lees, tu príncipe se dispone a mirar el fútbol. «¡Qué suerte que esté entretenido!», es lo primero que piensas. Entonces, él sube el volumen de la televisión y convierte tu casa en un cine digital sound. A los pocos minutos, a la contaminación acústica se suman sus vituperios: algún jugador no pateó el corner como él lo habría pateado y, por ello, no metió el gol que él habría metido.
En ese momento piensas que tú querrías ser verde y húmeda como un cronopio; en cambio eres color piel y te sientes más bien seca.
Al igual que el magnífico autor argentino, tu querrías inventar universos fantásticos y originales valiéndote de las letras para luego mudarte a ellos; en cambio vives en un mundo donde el fútbol maneja a su antojo el humor de tu príncipe.

4 comentarios:

  1. Me ha hecho reir mucho. Qué dura la realidad!

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    1. Gracias! Nunca entendí que el fútbol condicione tu estado de ánimo.

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  2. el principe se cree sin dudarlo un instante que es el dueño de los 22,de la pelota ,de la cancha y de la hinchada.Y en casa,que lave los platos!
    Bárbara la introducción de la mano de Cortazar.

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  3. Nunca entenderé por qué tienen esa necesidad de hablarle a la televisión.

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