No quiere deshacerse de las múltiples grasas que habitan en su cuerpo

¿Cómo lo resolverás?: le prepararás ensaladas multicolores y gelatinas light con trocitos de kiwi, le hablarás de las propiedades del brócoli, le esconderás las cervezas y la panceta/los torreznos, le enseñarás a contar calorías y a parar de ingerirlas al llegar al número 2000, le darás un vaso de agua cuando lo veas a punto de meterse en la boca un cañoncito con dulce de leche/una napolitana y le regalarás unas zapatillas de correr.

¿Qué harás si te invita a que te vayas a sitios que tú no conoces ni sabes en qué parte del mapa se encuentran?: crearás con amor y esmero un bonito PowerPoint y le harás una presentación titulada «beneficios de poder verte los pies sin que una panza te lo impida».

¿Qué frases lo persuadirán para que deje el vicio de las grasas trans?: «la acelga hervida es lo mejor que te puede pasar», «tener hambre todo el día te convierte en mejor persona», «si a la merluza a la plancha le pones tomillo se convierte en un verdadero manjar».

3 comentarios:

  1. creo que te estás metiendo en un terreno jodido. antes de cambiar a tu hombre, mejor cambiar de hombre

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tenés toda la razón. Tu consejo es mucho mejor que el mío...

      Eliminar
  2. Bueno, en relación con el primer comentario, pienso que es imposible cambiar a un hombre. Pero, en un intento del optimismo del que carecen tus palabras, propondré que dar o no dar sexo es nuestra mejor arma de convicción.

    ResponderEliminar