La autora te ofrece tres opciones:
1- Vomitando.
2- Bloqueando tu respiración nasal con
un broche/una pinza.
3- Abriéndole la boca a la fuerza y
vaciándole el tubo de dentífrico.
¿Qué harás si el punto 1 no resuelve
tu problema? (lo cual es lo más probable, pues tú echarás todo lo que tengas en el estómago debido a su olor, pero su boca no dejará de oler por mucho que eches): Armarás tu valija/maleta y te irás a lo de tu madre dando un portazo bajo amenaza de no volver a menos que desista de su vicio
ajístico.
¿Qué frases te serán útiles?: «¡el
ajo o yo!», «o el colutorio bucal forma parte de esta pareja o te
dejo», «deberías comerte una planta de menta».
¿Qué harás si te duele mucho la
nariz debido a la presión que el broche/ la pinza ejerce sobre la
misma? Aguantarás y pensarás: «es este dolor o un aroma infecto».
En caso de que te duela de un modo exagerado liberarás tu nariz y
abandonarás la vivienda por unas horas.
¿Qué frases le espetarás mientras cruzas la puerta de calle?: «los
cerdos tienen mejor aliento», «como sigas masticando ajitos vas a
perder a todos tus amigos», «si Drácula viene de visita no le
abras la puerta pues lo matarías al decirle hola».
¿Qué harás si escupe el dentífrico
y se mete otro ajo en la boca?: vituperarás contra él y contra su
madre entera que es (la autora está en un 90 % segura) quien le
inculcó el hábito que está destrozando tu pareja.
¿Qué frases expresarás con voz
resonante?: «¡guanaco repulsivo!», «¡halitoso de morondanga!»,
«¡muerto podrido!».
Una cuarta opción:
ResponderEliminar4- Te unirás a su vicio ajístico.
Así ya no le olés nada, estarás ocupada oliendo tu propio ajo.
Muy cierto, unirse es la mejor opción y sino, contrarestar con roquefort, por cada ajo que se coma, un bocado de queso, a la semana deja el ajo o te deja a vos....
ResponderEliminarSon unos desconsiderados.
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